A la clásica función de ordenar nuestros pensamientos, emociones y acontecimientos diarios, la escritura somática agrega la sabiduría del cuerpo. En él siempre estuvo todo, sólo que ahora, desde que empezamos a percibir que somos más que una mente, estamos permitiendo que su palabra sea escuchada y, si nos tomamos el tiempo, anotada.
Estoy organizando mis notas de tantas experiencias de cuerpo y escritura, en talleres, cursos, pero también en el espacio íntimo de casa, donde busco, de manera asistemática y un poco casual -tal vez a propósito-, dejar que la escritura sea una práctica somática más.
Y dejar que, sola, la escritura me vaya organizando el taller que quiero compartir, los ensayos que quiero escribir, pero también la vida, porque no hay lenguaje del cuerpo que no sea solidario con la misión que nos lleva a tomar impulso cada mañana, más allá de cualquier gobierno de derecha.
Daniela
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De cómo "seguir siendo" y brillando a pesar de la oscuridad reinante.