Cuando dos personas se acercan, se miran a los ojos, sonríen o se abrazan, se establece entre ellas un “campo de resonancia” que desencadena siempre algún tipo de respuesta física profunda. La aproximación a otra persona cambia el tonus muscular y se producen modificaciones en la tasa de hormonas que entran en el torrente sanguíneo, en los procesos enzimáticos, en los niveles de vigilancia, en la percepción y, para decirlo en una sola palabra, en la totalidad del organismo.
Margarita Karger, acerca de los Principios de encuentro corporal.
El encuentro cercano con el otre nunca pasa desapercibido. Puede tal vez serlo para nuestro consciente, pero no para el cuerpo, asidero de los procesos inconscientes más terribles como maravillosos. Biodanza se basa, explora y explota este principio, estudiado largamente. Es, como la definió su creador, una poética del encuentro. No hay Biodanza individual.
En mis clases regulares, como en las clases de la formación, la aproximación al otre es permanente. Después de la ronda inicial, donde ya nos damos las manos para danzar en círculo, y de la caminata solitaria, solemos invitar a otre a danzar una caminata acompañades, y luego le siguen otras danzas de cercanía y sincronización. También se hacen danzas en soledad, pero, al estar intercaladas con las otras, se tiñen de otredad. Nunca, en el fondo, estamos solxs.
También he vivenciado la escritura grupal, en un laboratorio donde las consignas son escribir ahí, en un mismo espacio, acompañades de otres. Es una vivencia muy interesante, salir del cuarto para reunirnos y escribir. Muchos talleres de escritura somática son así, también: una re-unión. Pero pienso que el principio de Encuentro Corporal podría explorarse aún más, provocando escrituras que surgiera en de la cercanía, de esa “fatal unión de magnetismos nerviosos”. Escribir a posteriori de danzas de contacto y caricias, con el otro tan presente en la piel, en el cuerpo en general como en la mano que se dispone, ya no sola, a escribir.
